El VAR y Hernández Hernández pueden con un superlativo Joao
El equipo pierde su cuarto partido consecutivo y agudiza la mayor crisis de la era Simeone
Hernández Hernández le birló un gol legal a Joao en el último minuto de la primera parte
La sala VOR dio después validez el 2-1 de Jorge Molina cuando lo había anulado el árbitro
Joao hizo un partido colosal que no sirvió de nada y Oblak sigue despertando preocupantes dudas
El Atlético cerró un mes de diciembre maldito con su cuarta derrota consecutiva tras haber sido víctima de un nuevo escándalo arbitral. Hernández Hernández en el campo y Medié Jiménez en la sala VOR se compincharon para anular a Joao un gol legal que era el 1-2 y para convertir en válido más tarde el 2-1 obra de Jorge Molina. El equipo se va de vacaciones navideñas fuera de Champions y sumido en la peor crisis de la era Simeone. Hoy podría haber amortiguado el golpe, pero los errores arbitrales le condenaron.
Escuadra y cartabón tuvo que haber tirado Medié Jiménez en la sala VOR para decidir que el gol de Jorge Molina había sido conseguido en posición correcta porque ni el ojo humano ni las líneas que aparecieron en la televisión lo demostraron. Allí se decidió un partido en el que una vez más el adversario obtuvo ante el Atlético el máximo provecho posible de sus dos únicos disparos a portería porque Oblak está siendo cada vez más terrenal. El esloveno ha dejado de obrar milagros y concede gol cada vez que le rematan. Hoy dio la sensación de poder haber hecho algo más en los dos tantos que recibió.
Para el Atlético lo mejor es darle carpetazo al año y hacer propósito de enmienda porque enero es un mes decisivo. No hay nada que le salga bien y ya se han aparecido los fantasmas de un pasado que parecía definitivamente olvidado. La leyenda del «pupas» ha regresado de ultratumba y amenaza con erosionar la estabilidad que había conseguido el club con Simeone porque lo cierto es que los números son preocupantes. No es sólo que el título de Liga sea una quimera. Es que a día de hoy ni siquiera obtendría plaza Champions.
Y eso que de nuevo la tarde comenzó con buenos augurios. Joao dejó por fin de hablar fuera del campo para expresarse allí donde se espera que lo haga, sobre el terreno de juego. No se habían cumplido aún los dos primeros minutos cuando el portugués tomó un balón en la línea de media punta favorecido por un error de Germán, avanzó hacia la portería rodeado de jugadores rivales y resolvió al borde del área con un disparo cruzado al que no llegó su compatriota Maximiamo. Una chispa de genialidad que reivindica el protagonismo del menino y que al primero que alegra es a Simeone, a pesar de que el argentino recibió el gol en el banquillo sin mudar el gesto.
El 0-1 transformó el partido sin que ni siquiera hubiera comenzado. El Granada se vio obligado a adoptar un rol para el que no se había preparado, pero asumió el reto sin dar un paso atrás. A los 18 minutos Darwin Machís recortó a De Paul, se hizo sitio y desde muy lejos soltó un disparo que se alojó en la escuadra de Oblak, que sigue encajando goles en casi cada remate que recibe. Es cierto que el remate del colombiano se fue a un ángulo muy complicado, pero la distancia desde la que tiró parecía darle margen al esloveno para hacer algo más.
Restablecida la igualdad con mucho todavía por delante, la tarde se volvió traviesa porque el Granada le perdió el respeto al Atlético y buscó sin complejos el 2-1 mientras en la otra portería los rojiblancos tampoco se daban por vencidos y se resistían a admitir un cuarto resultado negativo consecutivo. Maximiamo tuvo que salir dos veces fuera del área, Joao remató arriba un pase de Trippier y Lemar se movió con inteligencia entre líneas. En el último minuto de la primera parte Joao marcó el 1-2 pero Hernández Hernández lo anuló por una falta inexistente del portugués en el salto. Inexplicablemente el VAR no intervino y una vez más el equipo resultó claramente perjudicado por una decisión arbitral.
Colérico por el error del árbitro canario, el Atlético regresó del vestuario dispuesto a recuperar lo que le había arrebatado Hernández Hernández y sometió al Granada a un verdadero acoso del que le costó salir al equipo nazarí. Se veía venir el 1-2, pero nada le sale bien a los rojiblancos en este mes de diciembre. Absolutamente nada. A los 60 minutos Joao remató al poste y el rebote se convirtió en un contragolpe que culminó Jorge Molina en el 2-1 que concedió el VAR después de que inicialmente el gol hubiera sido anulado. Una vez más dio la impresión de que Oblak podía hacer mucho más.
El Atlético se lanzó a un ataque total asumiendo todos los riesgos posibles, pero no hubo forma. Simeone movió todo lo que podía mover pero tampoco obtuvo resultado y el equipo acabó hincando la rodilla por cuarta jornada consecutiva. Una racha inédita en la era del Cholo que resulta difícil de explicar, pero a la que hay que poner punto y final cuanto antes.